_POR QUE DECIR... SOMOS POBRES_
Trabajaba un artesano en su taller, era un hábil zapateroY se le acerca un mendigo pidiendo le repare su calzado
Al mirarle su calzado tan raído, le contesta, que él vive de su trabajo y le cobrará dinero.
El mendigo le enseña sus pies ensangrentados, mal heridos, diciendo de dinero él carece,
que es andante peregrino, que recorre los confines de la tierra, predicando la fe del Dios divino
para salvar a la humanidad de pecados cometidos.
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Contestando el zapatero, que si dinero no tiene, no puede repararle su calzado.
Ante la respuesta que escucha se entristece el mendigo, y piensa.
El afán por el dinero es, de la humanidad el peor enemigo. Apenado y triste llora
ante la avaricia que viven los humanos, en este mundo enloquecido.
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Ante la negativa del artesano, aludiendo siempre a su pobreza
El mendigo le mira con pena y gran tristeza, al ver los humanos solo piensan en su bienestar,
en el poder y la riqueza. Mirando al artesano le pregunta con delicadeza.
¿Si tan pobre es usted, vendería lo que tiene, por lo que le ofrezco?
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El zapatero le mira y le contesta. Vender nada puedo, de todo carezco.
El peregrino lo vuelve a mirar con tristeza y le dice al escuchar su respuesta.
¿Si le comprara sus brazos por dos mil millones los vendería?
El zapatero sonríe, piensa y sarcástico al mendigo mira. Este hombre esta loco.
El dinero que me diera para nada serviría, si mis brazos vendiera, no podría trabajar,
ni abrazar, a mi dulce flor de primavera.
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Insiste el mendigo. ¿Si por sus piernas le ofreciera cuatro mil millones que haría?
El zapatero ante esto ríe a carcajada llena, a la vez se desespera.
Para que los millones, si andar luego no pudiera y, nunca alcanzar podría
al amor que allí me espera.
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Ante esta nueva negativa, sigue insistiendo quien se dice peregrino
¿Si por sus ojos le ofreciera nueve mil millones, los vendería?
Ante esta nueva pregunta el zapatero piensa, este mendigo está loco, o ebrio de licor y vino.
Contestando. Mis ojos, ni por todos los tesoros yo los diera. De que me serviría,
si luego los seres amados ver no pudiera. Ni ver la belleza que nos regala la vida.
Ni mirarme en los ojos de mi dulce amada.
Ni contemplar los campos floridos, ni ver el sol cuando saliera.
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Ante esta nueva negativa el peregrino le dice:
Te ofrecí quince mil millones por lo que tienes, y venderlo no quieres.
De verdad, no comprendo a los mortales que decís ser pobres,
cuando estáis llenos de todas las riquezas.
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Así es en realidad, no valoramos todo lo que tenemos.
DIOS, de todos los bienes nos a prodigado, y aun maldecimos sin dar valor
a todas las riquezas que disfrutamos.
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Este peregrino, caminante de caminos,
que tanto rogó al zapatero la reparación de su calzado, no es otro que...
JESUCRISTO HIJO DE DIOS,
que vino al mundo para salvarnos y hacer ver a todos, que lo que tenemos
Vale mas que... T O D O S L O S T E S O R O S